-Nos ha llegado esta poesia al mail, un gusto como siempre publicar poesias de nuestros lectores!
Nueve pétalos de una flor aldeana caen y riegan el valle del Naglam… el grito desgarrador de su púdica sangre clama desde Kunar su inocencia derrotada
Chamarasca en la mañana buscaban, traían el fuego a sus sencillas cabañas
¡Oh cuanta saña! Oh, terrible misil de los imperios!
¡Han horadado los corazones de mis niños!
De estos seres puros, sin maldad sabida, víctimas de la más pavorosa ignominia,
Surgirán los cantos de muchos niños más, que en armónica secuencia sideral descifrarán el germinar de un nuevo e irreductible caminar
Sus inmensos corazones imbatibles, que hacen simetría a sus montañas prodigiosas
Volcarán sin pausa sus latidos trepidantes en castigo al alma vil del hombre blanco
Seguirán vibrando sus voces peregrinas multiplicadas en millones de palomas
Que clamando su inocencia derribada, abatirán con fuerza la demencia, la vileza y el dolor… la oscura conducta del implacable criminal
La esencia eterna de mis criaturas afganas y sus chispeantes sonrisas mañaneras, sin lugar a duda, demandará por siempre la justicia del verso cósmico, de aquella poesía que apurruña el candor de mis traviesos, más a todas aquellas infinitas criaturas marchitadas sin razón alguna
Mis niños inmensos del valle de Naglan en su categórica presencia universal
forjarán las múltiples conciencias necesarias para el solidario canto libertario del amor
Rubén Rivas, marzo 2011
alcidesrivas@gmail.com
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